

Terapeuta y Modelos Terapéuticos
Voy a hablar de un tema que me apasiona locamente, los modelos terapéuticos, inspirada por uno de los psiquiatras del que más aprendo 🤗
Durante décadas, los modelos psicoterapéuticos han centrado el debate clínico: enfoques psicodinámicos frente a conductuales, terapia centrada en el trauma frente a terapia narrativa, intervenciones de orientación humanista, cognitiva, sistémica…
Sin embargo, la investigación más rigurosa en los últimos años ha empezado a señalar una verdad incómoda y esperanzadora a la vez: la variable que más influye en los resultados terapéuticos no es la técnica, sino quién, la persona, el terapeuta que la aplica.
📊 Lo que nos dice la evidencia
Investigadores como Bruce Wampold (2001, 2015) han demostrado a través de metaanálisis que la diferencia entre las diversas escuelas terapéuticas es mucho menor de lo que pensábamos… siempre y cuando los terapeutas sean igual de competentes.
En cambio, la variabilidad en los resultados entre distintos terapeutas puede llegar a superar el 50% o incluso el 70%.
Es decir: el mismo paciente, con la misma dificultad y la misma técnica, puede mejorar radicalmente con un terapeuta… o quedar estancado con otro.
¿What? 🤣
La diferencia está en lo preparado y entrenado para acompañar que esté el terapeuta.
🧠 ¿Qué marca esa diferencia?
El equipo del ICCE (International Center for Clinical Excellence), liderado por Scott Miller, ha categorizado los factores que más influyen en el cambio terapéutico:
40% → Factores extraterapéuticos (recursos previos, apoyo social, contexto vital del paciente).
30% → Relación terapéutica (alianza, confianza, sintonía emocional).
15% → Expectativas (efecto placebo, esperanza de mejoría).
15% → Técnica (lo que hace el terapeuta según el modelo).
Y aún más interesante: dentro de ese 30% correspondiente a la relación terapéutica, no todos los profesionales logran construirla con la misma eficacia.
🧩 ¿Qué se hace diferente?
El psicólogo Daryl Chow, en su tesis doctoral y estudios posteriores (2014–2021), descubrió que los terapeutas más eficaces del mundo no invierten más tiempo en aprender técnicas nuevas, sino en identificar sus debilidades clínicas concretas y entrenarlas de forma deliberada.
Revisan sesiones (grabadas o supervisadas).
Piden feedback sistemático a los pacientes (herramientas como el ORS y el SRS).
Se exponen a supervisión específica sobre sus fracasos o momentos críticos.
Analizan sus patrones de intervención y los correlacionan con el cambio real.
No son mejores porque saben más, sino porque sostienen el malestar que implica ver sus propias limitaciones y las convierten en su materia prima de crecimiento.
Suerte vivir esta época 🫀
Nos vemos en redes
Verónica Pérez Gómez
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